Luz

‘Las vidrieras orientadas al sol son de colores vivos, rojos, amarillos y verdes, para aprovechar la fuerza de la luz del Mediterráneo; las que no lo están son blancas o azules. Y cada hora, a medida que el sol recorre el cielo, […] va cambiando de color y las piedras reflejan unas u otras tonalidades.

[…] aunque la piedra está muerta, el sol está vivo y cada día es diferente; nunca se verán los mismos reflejos.’

La catedral del mar, Ildefonso Falcones